DADOS DE BASALTO

17 octubre 2005

Benedicto XVI

Es probable que a casi nadie le interese el Sínodo de obispos que se celebra en Roma (llevan quince días). A la inmensa mayoría de católicos prácticantes no les interesa mucho porque esas cosas no van con ellos. A los católicos no practicantes tampoco, en tanto en cuanto puedan seguir casándose por la iglesia o bautizando a sus hijos y a quienes se proclaman abiertamente contrarios a la iglesia pues...les trae al pairo.
Pero Benedicto XVI va a consumar el divorcio iglesia-humanidad cuyos trámites de separación ya preparó en el anterior pontificado siendo prefecto de la doctrina de la fe.
Estaba claro que el clero nunca podría casarse, pero que se tenga intención de excluir de la comunión a los divorciados y también a aquellos gobernantes que legislen de modo contrario a la doctrina eclesial, así como a quienes les votan, de prohibir la comunión en la mano y también la comunión interconfesional y que se discuta sobre la conveniencia de volver a las misas en latín o la separación educativa de los niños y niñas es ya excesivamente trentino.

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